No solo de un determinado número de dirigentes y responsables del deporte, más concretamente de las federaciones, es ocupación la mejora y desarrollo del arbitraje en el sentido más amplio de los términos. Todas las circunstancias que rodean al colectivo son sumamente importantes, pues la propia idiosincrasia de ser juez y parte en un deporte así lo requiere. Desde la integración federativa del estamento arbitral en todos y cada uno de los deportes, hasta la aplicación inmediata del reglamento de juego en un terreno o pista deportiva pasando por la condición laboral de las personas que se dedican al arbitraje cuenta con la suficiente envergadura como para ser determinante en la calidad de los jueces deportivos y árbitros. El marco en el que se desenvuelve la labor arbitral es ciertamente complejo y, podría decirse, que obedece a una dualidad normativa: el Derecho del Deporte y el Derecho Deportivo strictu sensu. Esto reviste de seguridad jurídica su desempeño, pero, a su vez, adolece de un código unificado en cuanto a su régimen jurídico. Por supuesto, esta es una situación compartida con los deportistas ya que, todavía hoy en día, se debate acerca de la necesidad de un estatuto del deportista. ¿Tendrían los árbitros y jueces deportivos también un estatuto propio?